Un "colegio libre" se refiere a un tipo de institución educativa que se basa en la libertad y autonomía del estudiante en su proceso de aprendizaje, en lugar de un enfoque tradicional y estructurado. En estos colegios, los estudiantes tienen la libertad de explorar sus intereses, elegir sus propios proyectos de aprendizaje y desarrollar su propio ritmo de estudio. Esta libertad, sin embargo, se enmarca dentro de la institucionalidad generada por El Sistema de Aseguramiento de la Calidad (SAC) del Ministerio de Educación (Mineduc), conocida por generar un conjunto de acciones y políticas que buscan asegurar una educación de calidad para todos los estudiantes, desde la educación parvularia hasta la enseñanza media. El SAC se rige por la Ley N° 20.529 y está compuesto por el Mineduc, la Superintendencia de Educación, la Agencia de Calidad de la Educación y el Consejo Nacional de Educación.
Por esto, los estudiantes siguen el plan nacional de educación (Bases curriculares) de acuerdo al curso que le corresponde para poder rendir un examen a fin de año que valide los conocimientos adquiridos y le permita "pasar de curso". La nota obtenida en este examen equivale a la nota final de cada ramo en un colegio tradicional, tomándose exámenes para Matemáticas, Lenguaje, Ciencias Naturales e Historia y geografía
La rigurosa planificación de la actividad pedagógica que aspira a un aprendizaje libre, demanda una coherencia entre estrategias pedagógicas creativas innovadoras y los procedimientos evaluativos, valoramos que el niño se enfrente a una actividad que le desafía cognitivamente y le permita avanzar en los resultados de aprendizaje que respondan a sus necesidades.
Inspirado en una investigación chilena sobre Reggio Emilia destacamos que un ambiente educativo representa la unión entre el espacio físico y las relaciones que se desarrollen en él ya hemos dado cuenta de lo relacional, nos detendremos ahora en el rol del ambiente como el “tercer maestro”, si bien esta propuesta es desarrollada en el ambiente de educación parvularia, nos parece que en su reflexión hay elementos útiles aplicables a lo largo de todo el proceso formativo.
Las aulas de clase multigrado son cualitativamente distintas de las aulas graduadas y reclaman enfoques pedagógicos alternativos. Ante la diversidad de los estudiantes, la clase multigrado ofrece al estudiante múltiples encuentros con conocimientos, renovando oportunidades de desarrollo de habilidades para el pensamiento crítico. La convivencia integral tiene el supuesto que todos pueden aprender de los otros en independencia de la edad que tengan, no consiste en ignorar el momento evolutivo en el que cada cual transita, sino enfatizar la circulación de saberes y el contacto directo con contenidos de diversos niveles educativos. (Boixt, R. y Bustos, A., 2014). El quehacer docente recibe un tratamiento específico y novedoso respecto a las ideas más o menos tradicionales, si bien el multigrado resulta un ambiente exigente para el maestro al estar cursando temas de distintos grados del currículo educativo oficial, le permite el desarrollo de una planificación y una organización cuidadosa cuyo quehacer educativo tiene como foco el logro de aprendizajes, habilidades y actitudes declaradas en las Bases Curriculares. Para esto se requiere de una enseñanza personalizada integrada al trabajo de grupo, a procesos de tutoría de pares, de aprendizaje cooperativo que promueven la autonomía y la independencia de los niños y niñas en el proceso de aprendizaje
Estos argumentos exponen por un lado nuestro principio educativo, considerando al niño y niña como centro del quehacer pedagógico y el interés mutuo, por parte los educadores, padres y apoderados de ofrecer experiencias y propuestas educativas que nos recuerdan la necesidad de preservar el valor y la dignidad conferida al niño o niña y al espacio para aprender.
3 a 5 años (preescolar)
6 a 9 años (primer ciclo básico)
10 años a 13 (segundo ciclo básico)
14 años en adelante (Ed. media)
La evaluación se entiende como una instancia de aprendizaje, en la que la respuesta que los y las estudiantes dan a un problema es considerada por el proceso y la argumentación de las estrategias escogidas y aplicadas para llegar a ella y no solo por el resultado obtenido. De esta forma, se evalúa simultáneamente un conjunto de competencias y conocimientos en el momento en que van siendo organizados y utilizados estratégicamente por los y las estudiantes dentro de un contexto lo más cercano posible a la realidad. Este tipo de evaluación implica el despliegue de un proceso colaborativo, en que los y las estudiantes se autoevalúan y son evaluados por sus pares y por el o la docente. A su vez, el o la docente aprende con y de sus estudiantes y asume un papel de mediador entre conocimientos previos y nuevos.
Características de la evaluación auténtica:
- Promueve un aprendizaje coherente entre el contenido y la práctica.
- Enfatiza la retroalimentación constructiva.
- Estimula el aprendizaje de distintos tipos de conocimientos: factual, procedimental y estratégico.
- Valora la significación personal de lo aprendido.
- Favorece el desarrollo de un pensamiento divergente, crítico y la creatividad.
- Impulsa el trabajo colaborativo.
- Fomenta la autorregulación y la autonomía.
- Valora la reflexión y el compromiso con el aprendizaje.
- Reconoce los diferentes ritmos y estilos de aprendizaje.
La evaluación, que supone recoger evidencia del aprendizaje a fin de tomar decisiones pedagógicas, no siempre implica una calificación. La calificación, por su parte, consiste en representar el logro del aprendizaje mediante un número, símbolo o concepto que permita transmitir un significado compartido respecto de dicho aprendizaje, por lo que siempre conlleva un proceso de evaluación.